sábado, 24 de octubre de 2009

LOS INCAS



Los Incas fueron los dirigentes del mayor imperio de América. A finales del siglo XIV, el imperio comenzó su expansión y se extinguió con la llegada de los españoles al mando de Francisco Pizarro, en 1532. En el momento de su rendición, tenía una población estimada de 12 millones de habitantes, lo cual representaría hoy todo Perú, Ecuador y gran parte de Chile, Bolivia y Argentina.

Cuando la nación Inca llegó a lo que sería la ciudad del Cuzco, la encontraron habitada por otros pueblos, los Antasayas, Ayacuchus, Poques y Lares. Los incas fueron unos emigrantes que a fines del siglo XII huyeron de Taipicala (Tiahuanaco) en busca de refugio, pues su tierra de origen había sido asaltada e invadida por oleadas humanas procedentes del sur (Tucumán y Coquimbo), Estos invasores eran los llamados Aymaras.

La imagen de Manco Capac, el primer soberano, resume la larga historia de la nación Inca por consolidarse en su nuevo territorio. La cronología oficial consigna una lista de 12 gobernantes, hasta que en 1532, con la invasión española se rompe con la dinastía.

Los Incas llamaban a su territorio Tawantinsuyu, lo que en Quechua, el idioma inca, significa Las Cuatro Partes. Con gran diversidad de terrenos y climas, comprendía una larga banda desértica en la costa, entrecortada por ricos valles irrigados; las altas cumbres y los profundos valles fértiles de los Andes; y las cumbres montañosas de la selva tropical al Este. La palabra Inca designa al propio dirigente, así como al pueblo del valle de Cuzco, la capital del imperio.

A veces es usada para designar a todos los pueblos incluidos en el Tawantinsuyu, pero ésto no es correcto. La mayoría de las decenas de pequeños reinos mantenían su identidad, aún cuando estaban ligados política y económicamente a los incas. El Quechua fue el idioma oficial y hablado en la mayoría de las comunidades hasta la llegada de los Españoles, pero al menos 20 dialectos locales subsistieron en varias partes del imperio.

La milenaria cultura del Perú es fruto de profundos conocimientos empíricos y de una larga y minuciosa observación. El mérito de los incas fue haber usado y aplicado antiguos conocimientos, costumbres y logros del hombre andino de siglos atrás y haberles dado un uso adecuado para satisfacer las necesidades del dilatado Estado.

Es sorprendente cómo fue aplicado el sistema organizativo inca en un territorio que abarcaba buena parte del continente sudamericano de cara al Océano Pacífico. Todo ello se llevó a cabo sin contar con la escritura, así que la transmisión de la tecnología aplicada debió ser oral y práctica. El Estado Inca basaba su engranaje socioeconómico en la reciprocidad simétrica y asimétrica, la redistribución de los recursos y el trueque, este último rasgo sobresaliente entre los grupos étnicos costeros.

Los Incas desarrollaron un estilo altamente funcional de arquitectura pública que se distinguió principalmente por sus técnicas avanzadas de ingeniería y de trabajo fino de la piedra. El plano de sus ciudades estaba basado en un sistema de avenidas principales atravesadas por calles más pequeñas que convergían en una plaza abierta rodeada de edificios municipales y templos.

Las estructuras eran de un solo piso, con un perfecto ensamblado de piedras talladas; también se usaban ladrillos de adobe y paja en las regiones costeras. Para la construcción de grandes monumentos tales como la gran fortaleza de Sacsayhuamán cerca de Cuzco, unos bloques masivos poligonales fueron ensamblados entre sí con extraordinaria precisión. En las regiones montañosas, como la espectacular ciudadela andina ubicada en el Machu Picchu, la arquitectura inca refleja a menudo algunas adaptaciones ingeniosas del relieve natural.

La religión del estado estaba basada en la adoración del Sol. Los emperadores Incas eran considerados como descendientes del Dios Sol y eran adorados como divinidades. El oro, símbolo del Dios Sol, era muy explotado para el uso de dirigentes y miembros de la élite, no como moneda de intercambio, sino principalmente en objetos decorativos y rituales. La religión dominaba toda la estructura política. Desde el Templo del Sol en el centro de Cuzco, se podían trazar líneas imaginarias en dirección a los lugares de culto de las diferentes clases sociales de la ciudad.

Las prácticas religiosas consistían en consultas de oráculos, sacrificios como ofrenda, trances religiosos y confesiones públicas.

El ciclo anual de fiestas religiosas así como el año agrícola estaban regulados por el calendario inca, extremadamente preciso. Este aspecto, entre otros, acerca la cultura inca a algunas culturas de la mezo-América tales como los Aztecas y los Mayas.

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