sábado, 3 de octubre de 2009

CORPUS CHRISTI EN CUSCO

" Los santos y vírgenes católicos recorren la Plaza de Armas, como antes lo hicieron las momias de los incas en hermosas andas hechas de metales preciosos, durante una ceremonia realizada en honor al Tayta Inti o padre sol. "

Se dice que en la antigua capital del imperio inca, los santos y las vírgenes conversan todas las noches de la octava del Corpus Christi. Se dice, también, que las imágenes, impertérritas y calladitas durante el día, se pasan horas planificando el futuro de sus parroquias. Eso sí, todo esto ocurre cuando no hay ningún cristiano despierto en la Catedral cusqueña.
Los santos y vírgenes del Cusco no se quedan calladitos en las noches de octava del Corpus Christi. Ellos dialogan, charlan, quizás hasta bromean, pero lo hacen bajito, con voz chiquita no más, para no despertar a sus amantísimos mayordomos, que se quedan en la Catedral con la intención de cuidarlos y acompañarlos, aunque los pobrecitos siempre se quedan dormidos.

Y es que las imágenes son bien sabidas y tienen unas charlas de "padre y señor mío", cuando los fieles se marchan y se cierran las puertas del templo. Eso sí, es difícil saber con certeza sobre qué temas hablan, pero deben ser muy importantes, cosas del cielo y de Dios, de obispos y curas. Cosas complicadas. Cosas de santos.

Las conversaciones son larguísimas y tal vez muy animadas. Las 15 imágenes provenientes de las parroquias de la ciudad imperial son recibidas por el Señor de los Temblores, anfitrión de la Catedral y patrón del Cusco, quien, según la feligresía, cada vez que puede se quita los clavos, salta de su crucifijo y se escapa a la parroquia de Nuestra Señora de Belén, para visitar a su madre.

Eso sólo ocurre en las noches, porque en las mañanas los santos permanecen rígidos, oyendo con indulgencia plegarias en quechua o escuchando el estrépito de los fuegos de artificio, que rasgan el cielo cusqueño en las procesiones del Corpus Christi, celebradas 60 días después del domingo de resurrección.

Durante esta fiesta de fe, no faltan danzantes ni se dejan de escuchar los entusiastas compases de las bandas de música. También hay comparsas de ñustas y ángeles y cientos de fieles y puñados de afanosos mayordomos, que se encargan de todos los detalles, para que el paso de la patroncita o el santito de su comunidad sea inolvidable.

FACEBOOK