Durante el incanato hubo todo un panteón de dioses andinos que fueron parte la religiosidad de nuestros antepasados. No sólo fue el culto al dios Inti ni a los elementos los que guiaron su espiritualidad.
Viracocha (Wiracocha)
Viracocha (Wiracocha) era la deidad más destacada entre los dioses del ámbito andino. Es posible que su gran difusión se debiera a que los religiosos católicos buscaban un nombre para explicar a los naturales el concepto de dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo.
Viracocha (Wiracocha) era la deidad más destacada entre los dioses del ámbito andino. Es posible que su gran difusión se debiera a que los religiosos católicos buscaban un nombre para explicar a los naturales el concepto de dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo.
En el Tahuantinsuyo, el culto a Viracocha fue muy restringido, pues aparte del templo de Quisuar Cancha eran pocos los santuarios dedicados en su honor y todos estaban emplazados en a zona del Cusco. Su imagen se encontraba también en el Coricancha, y según los cronistas existía cierto contrapunto entre el culto a Viracocha y el culto al Sol. Al parecer, en ciertos mementos de la historia inca prevaleció Ia adoración de uno sobre otro. Los cronistas señalan que Ticci Viracocha vino de Tiahuanaco y creó unos seres a su semejanza. Algunas versiones mencionan que él hizo el mundo; que en su peregrinaje llegó a Cacha donde sus habitantes trataron de matarlo; él se arrodilló, levantó las manos al cielo e hizo bajar de lo alto un fuego que abrasó la comarca. Luego, siguió su camino y Ilegó a Puerto Viejo y Manta, donde so encontró con sus servidores y se embarcó con ellos por la mar. En este tipo de relatos, hay coincidencia en mencionar que Viracocha – Wiracocha es el dios supremo o hacedor del mundo.
En un relato que nos ilustra mejor la idea andina de Viracocha, Molina el Cusqueño menciona a dos de sus servidores quo fueron enviados a Llamar a Ia gente para que saliera de sus pacariscas. Estos eran Imaymana Viracocha y Tocapu Viracocha; pero primero menciona a Ticci Viracocha y a Caylla Viracocha Caylla es Ia orilla e extremo de una cosa, pero también es Ia pareja de una cosa, lo que lo señala como hermano de Ticsi. El nombre de este último significa origen o principio y, también, lo que está boca abajo o trastornado, lo cual también es un concepto indígena pues nos remite a un caos que debe ser remediado.
Estaríamos, pues, frente a una pareja de divinidades masculinas unidas a diferentes conceptos con un sentido de orden, pero también de trastorno, de oposición a lo establecido el otro par de viracochas nos remite a oficios específicos. La voz tocapu o tocapo señala prendas textiles muy finas. No extraña que Ia ruta tomada por Tocapu Viracocha en los relatos sea Ia de los Ilanos y esté relacionada con el adelanto textil de Ia costa. Imaymana tomó el camino de los Andes y fue dando nombre a los árboles, flores y frutos, y enseñando a los pobladores las virtudes y los peligros do las plantas. Es entonces una divinidad relacionada con la medicina mágica o Ia producción agrícola vinculada con aspectos mágicos y curativos.
ILLAPA
Era otra de las divinidades principales del mundo andino. Recibía distintas denominaciones al parecer, Illapa era el nombre que se le daba en el quechua cusqueño; mientras que Chuqui Lla era un equivalente yunga; así como Libiac lo era en el quechua de la sierra norte. Se creía que era un hombre que estaba en el cielo armado con una honda y una porra y que tenia el poder de hacer llover, granizar y lanzar truenos, además de dominar todo lo que pertenecía a Ia región del aire donde se hace los nublados. Según el padre Acosta, el trueno era la huaca principal para todos los indígenas del Peru y le ofrecían en sus sacrificios niños y llamas, entre otras cosas.
Era otra de las divinidades principales del mundo andino. Recibía distintas denominaciones al parecer, Illapa era el nombre que se le daba en el quechua cusqueño; mientras que Chuqui Lla era un equivalente yunga; así como Libiac lo era en el quechua de la sierra norte. Se creía que era un hombre que estaba en el cielo armado con una honda y una porra y que tenia el poder de hacer llover, granizar y lanzar truenos, además de dominar todo lo que pertenecía a Ia región del aire donde se hace los nublados. Según el padre Acosta, el trueno era la huaca principal para todos los indígenas del Peru y le ofrecían en sus sacrificios niños y llamas, entre otras cosas.
El Padre Cobo menciona que el trueno tenía hijos y hermanos, y que sus estatuas, confeccionadas con mantas, se hallaban en altares separados en el templo del Sol. En las fiestas solemnes las ponían cerca de la de Viracocha y la del sol. Molina dice que el ídolo del trueno, del relampago y del rayo era Chuqui Illapa, a quien rogaban para que enviara las anheladas lluvias y alejara el granizo de sus campos. Durante las ceremonias del mes de mayo sacrificaban también a Illapa, cuyo ídolo tenia forma de persona, aunque no se le veía el rostro.
En realidad las ceremonias dedicadas al rayo comenzaban antes de la época de lluvias —dependiendo de Ia zona—, entre los meses de octubre a diciembre. Estas se realizaban con el propósito de propiciar el normal suceso de Ia época Iluviosa, tratando de alejar las tempestades y el granizo que malograban los cultivos. Asi también se hacían ceremonias al rayo en los meses de febrero y marzo, para rogarle por Ia culminación a tiempo de Ia temporada húmeda; igualmente, por razones del ciclo agrícola. Finalmente, se le agradecía en el mes de mayo cuando se trataba de un año provechoso, cuando se comenzaba a realizar Ia gran cosecha anual de productos.
En realidad las ceremonias dedicadas al rayo comenzaban antes de la época de lluvias —dependiendo de Ia zona—, entre los meses de octubre a diciembre. Estas se realizaban con el propósito de propiciar el normal suceso de Ia época Iluviosa, tratando de alejar las tempestades y el granizo que malograban los cultivos. Asi también se hacían ceremonias al rayo en los meses de febrero y marzo, para rogarle por Ia culminación a tiempo de Ia temporada húmeda; igualmente, por razones del ciclo agrícola. Finalmente, se le agradecía en el mes de mayo cuando se trataba de un año provechoso, cuando se comenzaba a realizar Ia gran cosecha anual de productos.
PACHACAMAC
Los cronistas coinciden en afirmar que Pachacámac era el dios más importante de la costa central. Su templo era visitado por numerosos peregrinos y en sus depósitos abundaban ofrendas. Gran parte de su prestigio se debía a sus oráculos y vaticinios que eran visitados desde tierras muy lejanas.
Los cronistas coinciden en afirmar que Pachacámac era el dios más importante de la costa central. Su templo era visitado por numerosos peregrinos y en sus depósitos abundaban ofrendas. Gran parte de su prestigio se debía a sus oráculos y vaticinios que eran visitados desde tierras muy lejanas.
Antes de La conquista cuzqueña, en las cuencas inferiores de los ríos Lurin y Rimac existian varios curacazgos pequeños, sujetos al dominio del centro religioso de Pachacámac. El grupo étnico era conocido como Ychma, y es posible que se adorara al idolo principal con ese nombre. Los valles de Ia costa central fueron incorporados a los dominios incas bajo el gobierno de Túpac Yupanqui. Se cuenta que el Inca lloró en el vientre de su madre y la coya tuvo la revelación de que el hacedor del mundo estaba en los yungas, en el valle de Irma o lzma (Ichma).
La conquista del centro ceremonial tuvo el carácter de una peregrinación y durante cuarenta días el Inca ayunó antes de hablar con la divinidad. La conquista serrana estableció el cambio de nombre tanto del curacazgo como posiblemente del mismo ídolo entonces se llamó Pachacámac. Otra medida ordenada por el Inca fue Ia construcción de un templo en honor del Sol. El nuevo santuario fue denominado Punchao Cancha o Templo del dia, para distinguirlo de los templos cusqueños.
El padre Calancha narra el mito de la lucha entre Pachacámac y Vichama de cerca de Huaura. Según este, en los principios del mundo Pachacámac creó una pareja humana, pero no les dio alimentos. éI murió de necesidad y Ia mujer se quejó amargamente ante el Sol, por sus penurias. Luego, fue fecundada por el astro niño. Pachacámac se encolerizó por la intervención de su padre, el Sol; cogió al niño y lo despedazó. Para que no faltara qué comer sembro los dientes del niño, de los que broto el maiz, de sus huesos nacieron las yucas; de su cuerpo los pepinos, pacaes y otras frutas. Asi se inició la abundancia en los llanos. Sin embargo su madre seguia llorando por Ia pérdida de su hijo, entonces el Sol volvió a intervenir y con el ombligo del niño lo resucitó con el nombre de Vichama, Villama o Vichma. Se debe cuenta que las continuas ausencias de Vichama y el dejar sola a su madre relacionan a este dios con el mismo sol y a Ia madre con Ia Tierra, que queda desamparada cuando el Sol desaparece. Durante una de las ausencias de Vichama, Pachacamac mató a la mujer y abandonó su cadáver a los gallinazos y buitres. A su regreso, Vichama le devolvió Ia vida. El Sol representa la posibilidad de Ia tierra de reverdecer con nuevas cosechas, un mito muy vinculado a los ciclos agrarios. Es probable que los naturales creyeran que el sacrificio de Vichama y de la madre tierra eran necesarios para que de sus profundidades surgieran las semillas y los tubérculos.
Por otro lado, el cronista Pedro Pizarro, menciona que diariamente se echaban grandes cantidades de sardinas y anchovetas en la plaza de Pachacámac, para alimentar a los gallinazos y a los cóndores que vivian cerca del templo, Esto sugiere Ia idea de que el cadáver de la madre de Vichama fue entregado a estos animales. Seria, entonces, un rio sustitutivo por el cual los peces tomaban el lugar del cuerpo destrozado. Otro cronista, Miguel de Estete, menciona que el templo de Pachacámac era una buena casa, bien pintada con una sala muy oscura y hedionda con un Ydolo hecho de palo.
El padre Calancha narra el mito de la lucha entre Pachacámac y Vichama de cerca de Huaura. Según este, en los principios del mundo Pachacámac creó una pareja humana, pero no les dio alimentos. éI murió de necesidad y Ia mujer se quejó amargamente ante el Sol, por sus penurias. Luego, fue fecundada por el astro niño. Pachacámac se encolerizó por la intervención de su padre, el Sol; cogió al niño y lo despedazó. Para que no faltara qué comer sembro los dientes del niño, de los que broto el maiz, de sus huesos nacieron las yucas; de su cuerpo los pepinos, pacaes y otras frutas. Asi se inició la abundancia en los llanos. Sin embargo su madre seguia llorando por Ia pérdida de su hijo, entonces el Sol volvió a intervenir y con el ombligo del niño lo resucitó con el nombre de Vichama, Villama o Vichma. Se debe cuenta que las continuas ausencias de Vichama y el dejar sola a su madre relacionan a este dios con el mismo sol y a Ia madre con Ia Tierra, que queda desamparada cuando el Sol desaparece. Durante una de las ausencias de Vichama, Pachacamac mató a la mujer y abandonó su cadáver a los gallinazos y buitres. A su regreso, Vichama le devolvió Ia vida. El Sol representa la posibilidad de Ia tierra de reverdecer con nuevas cosechas, un mito muy vinculado a los ciclos agrarios. Es probable que los naturales creyeran que el sacrificio de Vichama y de la madre tierra eran necesarios para que de sus profundidades surgieran las semillas y los tubérculos.
Por otro lado, el cronista Pedro Pizarro, menciona que diariamente se echaban grandes cantidades de sardinas y anchovetas en la plaza de Pachacámac, para alimentar a los gallinazos y a los cóndores que vivian cerca del templo, Esto sugiere Ia idea de que el cadáver de la madre de Vichama fue entregado a estos animales. Seria, entonces, un rio sustitutivo por el cual los peces tomaban el lugar del cuerpo destrozado. Otro cronista, Miguel de Estete, menciona que el templo de Pachacámac era una buena casa, bien pintada con una sala muy oscura y hedionda con un Ydolo hecho de palo.
Con relación al Dios Pachacámac, destaca también el culto a la zorra (añas) mencionado en varios mitos. Cristóbal de Albornoz señala que los ychma veneraban a una zorra muerta Ilamada Tantanamoc, cuyo cuerpo disecado se encontraba cerca de Ia puerta del templo de Pachacámac. Por su parte, el padre Calancha menciona un ídolo en forma de zorra confeccionado en fino oro, que los españoles encontraron en uno de los templos de Pachacámac.
Hermann Trimborn vincula el zorro a la noche, come oposición al culto solar, y a los animales vinculados a este come el cóndor, el halcon y el puma, animales heliacos. Por otro lado, las luchas entabladas entre Pachacámac y Vichama (lchma?) y el hecho de ser ambos mencionados come hermanos hijos del Sol, sugiere una oposición de los personajes, representando en conjunto Ia eterna lucha entre Ia noche y el dia. Pachacámac, además, poseía un atributo que le relacionaba con el mundo de abajo, ya que el Dios yunga producía movimientos de la tierra, según su voluntad, y su ira o desagrado se manifestaba en las ondas sismicas. La llamaban por ello Pachacuyuchic, aquel que hace temblar Ia tierra.