miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA PLAZA DE ARMAS DE AREQUIPA

EVOLUCIÓN HISTORICA

AREQUIPA MAIN SQUARE: HISTORIC EVOLUTION
ENGLISH SUMMARY FOLLOWS SPANISH.

Arequipa está ubicada en el valle del río Chili, al sur del Perú. Rodeada de volcanes por el norte y una costa desértica al sur, la campiña de Arequipa floreció como un oasis, forjado por centurias merced al esfuerzo de sus habitantes. Su paisaje se forjó entre el verdor multicolor de su campiña, el carácter tectónico de su arquitectura, las condiciones de su clima (seco, de temperatura benigna y alta radiación solar) y la fuerza destructiva de los terremotos que la forzaron a reconstruirse varias veces.

Valle del Chili, con el volcán Chachani al fondo
Volcán Misti, montaña emblemática de la ciudad

Originada como un asentamiento rural de los Collaguas, Arequipa adquirió importancia a partir de su fundación española en 1540, surgiendo como un centro geopolítico mayor en el sur del Perú y Bolivia.

Plaza de Armas de Arequipa. Imagen Google Earth

Dadas las cualidades de su arquitectura, construída en piedra blanca volcánica llamada sillar, el centro histórico de Arequipa fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ya que es una "notable ejemplo de asentamiento colonial, fomentado por las condiciones naturales, las influencias indígenas el proceso de conquista y evangelización y la espectacular naturaleza de su emplazamiento" y "representa una obra maestra de la integración creativa de las características nativas y europeas".
Detalle de la Iglesia de la Compañía
Foto cortesía Yoly-Yoly


En el corazón de la ciudad se halla la Plaza de Armas, cuya evolución arquitectónica y paisajista es, en general, poco conocida. Arequipa, como otras ciudades en la colonia española, fue fundada sobre una cuadrícula. Sin embargo, la plaza presenta características singulares en comparación con otras plazas de su época en Hispanoamérica: la regularidad geométrica de su traza urbana, su gran tamaño (110 x 110 m), la continuidad de su perfil circundante y la disposición de su iglesia mayor, cuyo eje mayor se encontraba paralelo a la plaza, y no perpendicular, como era la tradición.

Este espacio fue concebido, desde su fundación en 1540, como el ámbito donde se desarrollarían las principales actividades religiosas, sociales, cívicas y de entretenimiento (como corridas de toros) de la ciudad. Pero la principal función de la plaza hasta 1868 fue la actividad comercial, ya que funcionaba como un mercado abierto. Y es que el término plaza en español, a diferencia de su equivalente en inglés square, no sólo implica un espacio abierto en la ciudad, sino también "donde se venden los mantenimientos y se tiene el trato común de los vecinos, y donde se celebran las ferias, los mercados y fiestas públicas."


Plaza de Armas antes de 1868. El mercado abierto de la ciudad
Fuente: Texao


LA CATEDRAL

Al principio, era una modesta capilla, construida en 1544 por el albañil Pedro Godinez y adquirió el título de catedral al fundarse el Obispado de Arequipa en 1600. Las paredes eran de sillar y el techo de madera. Según la catedral evolucionó tras sufrir los efectos de los terremotos de 1606, 1666, 1668, 1687 y 1784 (Ver más detalles en AQPlink). En el siglo XVIII la catedral era una estructura de piedra y ladrillo de 60 m de largo por 28 de ancho. Junto a la catedral se ubicaba la capilla de San Juan, pero ambas iglesias fueron destruídas por un incendio en 1844 (, 2004).


Evolución de la Catedral antes del incendio de 1844
Imágenes cortesía Arq.
Alvaro Zúñiga


La nueva catedral de estilo neoclásico, ocuparía la extensión completa de la cuadra (107 m) fue obra del arquitecto arequipeño Lucas Poblete. A cada lado del atrio de la catedral se ubicaron dos grandes arcos, terminados en 1850 por Luis Gamo. De acuerdo a Grandidier (1861), la catedral de Arequipa fue en su tiempo "el más importante monumento construído en Hispanoamérica después de la independencia".


Catedral de Arequipa antes del terremoto de 1868.
Fuente Texao


Sin embargo, dado el carácter comercial de la plaza, los religiosos dominicos no dudaron en implementar una fila de kioskos en el atrio, en desmedro de la estética del monumento. Estos locales, denominados cajoncitos fueron demolidos en 1868 con el fin de iniciar una remodelación de la plaza (Carpio Muñoz, 1983), poco antes de que el terrible terremoto de agosto de 1868 (magnitud 9.0) hiciera colapsar las torres y techo de la catedral. Las nuevas torres se construyeron más esbeltas y el atrio, según diseño de López de Romaña, fue visualmente integrado a la plaza.


Catedral de Arequipa durante el centenario de la batalla de Ayacucho en 1924
Foto Hnos Vargas


ARQUERÍAS


Antes de 1868 los portales que circundan la plaza en sus costados este, sur y oeste eran heterogéneos en su número, tamaño y altura, ya que (los portales del sur, correspondientes a la municipalidad, eran de dos pisos mientras que el resto era sólo de uno). El terremoto de 1868 destruyó los portales, y durante la reconstrucción se decidió uniformizar tanto el número como en tamaño y estilo de las tres arquerías, recurriendo a formas neoclacisistas bajo un proyecto de Brugada y con modificaciones del ingeniero Augusto Tamayo. Usaron para ello roca volcánica, sienita, basanita del volcán Misti, sillar rosado y ladrillos de Cañahuas.


En 1915 la municipalidad decidió construir un segundo nivel sobre las arquerías. Este segundo nivel, diseñado por el arquitecto Guidi, tenía ventanas cerradas y decoraciones en un estilo veneciano, coronadas por una balaustrada y con un ornamento especial frente a la municipalidad. Este recurso incrementó la sensación de cerramiento de la plaza, ya que un solo nivel permitía que su espacio se fugue, incrementando el ángulo visual de elevación de 3 a 7 grados.


Antiguo Portal de la Municipalidad
Foto Hnos. Vargas


Sin embargo, los terremotos en 1958 y 1960 ocasionaron graves daños a estas arquerías, por lo que se decidió reconstruirlas dejando los arcos vacíos en ambos niveles, forma que conserva en la actualidad.


Portal de la Municipalidad en la actualidad
Foto Carlos Zeballos


DISEÑO PAISAJISTA DE LA PLAZA.


En 1540 la plaza era una inmensa explanada de tierra. En 1735 el obispo Cavero hizo colocar una fuente de 3 pisos y la imagen de un arcángel en la parte superior, a la que la población denominó Tuturutu. Antes de 1868 la plaza de Arequipa era un mercado abierto y los toldos dominaban su paisaje. Pero, como apunta Juan Guillermo Carpio Muñoz, ya en febrero de 1868 se había tomado la decisión de remodelarla como parque. A consecuencia del terremoto de agosto de ese año, los toldos de comercio fueron reemplazados por tiendas de campaña para acoger a los damnificados.



En 1875 el primer diseño de la plaza, ideado por López de Romaña y ejecutado por Francisco Pietrosanti, consistía en una gran jardinera central de forma octogonal rodeando la pileta. Las veredas seguían un diseño radial, uniendo las esquinas y puntos medios del perímetro con los puntos medios del octágono. Este diseño centralizado fue reforzado al incluir en 1890 un anillo de ficus al rededor de la pileta.


Plaza a finales del siglo XIX
Foto Hnos Vargas.


En 1908 el diseño de la plaza, considerado muy básico por el alcalde Eleodoro del Carpio, fue completamente remodelado por el jardinero Lucioni, quien utilizó un modelo europeo que facilitaba un recorrido más casual. En 1910 se incluyeron palmeras, a fin de incrementar la escala monumental de la plaza. La estatua del tuturutu fue removida por considerarse "no estética" y fue a dar a un depósito... ¡en la cárcel! Sería repuesta y restaurada unos años más tarde, en 1920. Con cambios menores, ese diseño ha perdurado hasta nuestros días.


Jardinería de la plaza a principios del siglo XX
Foto Max Vargas


La evolución de la Plaza de Armas de Arequipa de una plaza mercado a una plaza parque es una expresión de las ideas de la población a finales del siglo XIX y comienzos del XX. A pesar de que en esa época la ciudad vivió momentos muy difíciles (el terrible terremoto en 1868, la guerra del Pacífico entre Perú y Chile, la ocupación chilena a Arequipa en 1883 y la posterior depresión durante la post-guerra) el entusiasmo de sus gentes logró compatibilizar la idea de modernismo con un acercamiento al paisajismo.

LOS BAÑOS DEL INCA. TAMBOMACHAY



Es ineludible establecer una similitud entre la cultura japonesa y el mundo andino prehispánico en lo referente a la relación del paisaje y la arquitectura tradicional. En el caso específico de los baños públicos, ambas culturas establecieron una relación entre el agua, lo espiritual y el paisaje. Sin embargo, y talvez por que las lluvias son menos pródigas en la semi árida cordillera andina que en el boscoso archipiélago japonés, los baños en el imperio Inca pertenecieron a un ámbito más circunspecto, un círculo asociado a lo divino y lo sagrado y vinculado al culto al agua. Por ello, según Fernando y Edgar Ellorrieta, es notorio que de los cerca de trescientos cincuenta adoratorios que circundaban la ciudad del Cusco en Perú, noventa y dos fueran destinados al culto de manantiales y fuentes de agua.

Impresionantes trabajos de ingeniería y fina arquitectura asociados a las fuentes pueden ser encontrados en Tipón, Ollantaytambo y Machu Picchu entre otros y los baños del Inca en Cajamarca eran considerados un lugar de descanso del soberano del incario. Importantes trabajos acerca del culto al agua en el imperio inca incluyen "Culto al Agua en el Antiguo Perú" por Rebeca Carrión Cachot y "los Trabajos Hidráulicos del Inca en el Antiguo Perú" por Alberto Regal Matienzo.

El caso que hoy nos ocupa es un pequeño complejo llamado Tambomachay, ubicado a unos 8 kms. al norte del Cusco y muy cercano a las ruinas de Puka Pukara.
Tambomachay proviene de dos vocablos quechuas: Tampu que era una especie de hospedaje y Machay, que significa caverna, y que se refiere a las numerosas cuevas que rodean el lugar y que según la tradición habrían sido objeto de veneración. Es probable, sin embargo, que Tambomachay haya sido un alojamiento cercano, una casa, y que este sitio , según Bernabé Cobo (1653) se haya llamado originalmente Quinua Puquio (el manantial de la quinua), "una fuente de dos manatiales cerca a Tambomachay".

Cuevas en Tambomachay

El conjunto es una impresionante escenografía empotrada en las estribaciones de la montaña, un un marco meticulosamente erigido en torno a un manatial subterráneo, un homenaje al agua como fuente de vida. La integración al paisaje es tan lograda que el complejo parace ser parte del mismo: no es sólo un lugar desde dónde contemplar la naturaleza, Tambomachay es parte del paisaje.


El complejo principal consta de cuatro muros que definen terrazas empotradas en el cerro, dispuestas de modo que generan un efecto de profundidad cuyas capas resultan de la topografía.

Foto cortesía de Enrique Aguilar

La edificación utiliza la famosa cantería de piedra inca, compuesta de bloques irregulares finamente labrados y perfectamente ensamblados, aunque su calidad no es tan espectacular como la que se encuentra en algunos templos del Cusco.

Foto cortesía de boletoturisticocusco.com

En la terraza superior se ubican cuatro nichos trapezoidales de aproximadamente 2 metros cada uno. Según el arqueólogo García Rossell, los cimientos del conjunto parecen indicar que originalmente era un recinto cerrado, y frente al conjunto se ubicaba un torreón circular que debió tener fines de defensa y comunicación. "Todo hace suponer que el lugar donde se encuentran las ruinas haya sido una de las residencias favoritas de los incas, como un balneario de reposo, a la vez que uno de los pilares del sistema defensivo del valle del Cusco" menciona.


En la parte inferior, se hallan los llamados "Baños del Inca" una fuente litúrgica en la que dos canales artísticamente tallados vienen virtiendo el líquido elemento desde hace siglos, todos los días del año, todas las horas del día. Según el investigador norteamericano Jerry Fairley la construcción inca controla la descarga de agua subterránea entre dos riscos de piedra caliza. Las paredes de piedra recolectan y flitran el agua, retardando su descarga y logrando un flujo permanente y controlado.


A la derecha del conjunto se puede ubican unas diminutas escaleras precedidas de un muro que presenta dos nichos de disímil tamaño. A continuación se halla un pórtico de doble jamba, utilizada frecuentemente en otras construcciones incas para jerarquizar un ingreso. Junto ha éste se encuentra un pequeño recinto que sirve de antesala al manantial.


Tambomachay es un complejo interesante, al que los miles de turistas que lo visitan no dedican generalmente más allá de 15 minutos. Pero visto con detenimiento, llama la atención por su profundo significado, por la compleja parafernalia dispuesta para la veneración de un manantial, por el estudiado y meticuloso conocimiento del entorno natural, no sólo por la madurez estética con la que se integra al paisaje y por la simpleza espiritual que transmite el sonido del agua, si no por la inventiva tecnológica que dialoga con las entrañas de la tierra. Un trabajo de este nivel denota la topofilia de la sociedad inca, la que se expresa claramente en la sobriedad de su arquitectura.

TIPON EL AGUA Y LOS INCAS



Tipón no es una de las ruinas incas más conocidas ni visitadas. Sin embargo, son notables su inserción en el territorio, su significado en la relación del hombre con el agua, su rol como laboratorio agrícola, y principalmente su impresionante tecnología hidráulica.

Foto cortesía de mikehazelden.

UBICACIÓN Y EMPLAZAMIENTO

Tipón se encuentra a 3600 metros de altura, a 27 km al sureste de Cusco, cerca a la localidad de Oropesa, asentado en un pequeño valle que mira hacia el río Huatanay. En este valle, coronado por un manantial, se presentan diversos microclimas de acuerdo a la altura en la que el observador se halla ubicado.


En la parte más alta del emplazamiento, a 3800 metros, se halla un conjunto de petroglifos llamado Cruz Moco, que de acuerdo a Brian S. Bauer (autor de The Sacred Landscape of the Inca) habría sido una huaca o centro de adoración y parte del ceque del Antisuyo.

Foto cortesía de Rupestre Web

INICIOS

Según el historiador Luis Antonio Pardo su nombre provendría del quechua "Timpuj" que significa "agua hirviendo", en referencia al líquido que gorgotea en el manantial, como si estuviera en ebullición.

Los orígenes de Tipón se remontan a épocas preincas, alrededor de 1200 d.C. y sus primeros ocupantes habrían sido miembros del imperio Wari o la cultura Ayarmarca. Se han encontrado restos de una muralla de 6 km de longitud que circundaba Tipón y que perteneció a esta época. Posteriormente sería el inca Viracocha quien ocupara Tipón alrededor de 1400 y lo transformara, ampliara y convirtiera en un conjunto mucho más desarrollado.


COMPONENTES

Si bien toda la zona del parque arqueológico de Tipón cubre 240 hectáreas, la zona más conocida está compuesta por una serie de 13 terrazas o andenes construidas en albañilería de estilo imperial, con piedra de granito rosado. La geometría de las andenerías, trabajada en líneas rectas, es una abstracción racional de la topografía circundante de la quebrada.





Comprende también sectores urbanos, que incluía áreas para la nobleza (en la zona superior), los sacerdotes, los habitantes del ayllu así como edificios para almacenamiento (collcas) y defensa.

El conjunto de edificios de la nobleza estaba trabajado con mucho detalle y fineza, presentando los típicos nichos trapezoidales que caracterizan la arquitectura inca.


Existe también un conjunto de fuentes ubicadas en una plaza ceremonial, que detallaremos más adelante.
En la cima de el cerro vecino, a unos 200 m al noreste se halla un intihuatana u observatorio astronómico.

LABORATORIO AGRÍCOLA

Dados los diversos microclimas que se encuentran en este valle, la zona fue propicia para la experimentación agrícola de diversos productos. La cultura peruana en general ha sido exitosa en la domesticación de diferentes especies de papa, maíz, camote, yuca, coca, etc. para lo cual destinaba espacios para establecer la productividad de las diferentes especies dentro de variados climas y pisos ecológicos. Es probable también que hayan usado estas características para desarrollar jardines decorativos para el inca.

Foto cortesía de Templar.

Para María Rostworowski Tipón muestra la "clara intención que tuvieron los incas de expandir su frontera agrícola apelando a la infraestructura monumental".


Nótense las piedras salientes a manera de escalinata, que eran utilizadas para facilitar el trabajo agrícola. Al mismo tiempo, véase la escala de los andenes en comparación con la estatura de una persona.


Otro centro de experimentación agrícola fue Moray, en donde hay una diferencia en la temperatura de hasta 6 grados desde la parte superior hasta la parte más baja de estos andenes concéntricos.


INGENIERÍA HIDRÁULICA

El ingeniero norteamericano Kenneth Wright, famoso por sus estudios de ingeniería en Machu Picchu, en su libro llamado "Tipón, una Obra de Arte de la Ingeniería Hidráulica en el Imperio Inca" (escrito conjuntamente con su esposa Ruth y Gordon McEwan), destaca la importancia del manejo del agua en una sociedad agrícola como la incaica, debido a las variaciones climáticas producto de fenómenos como El Niño y La Niña, que llevaron al mejoramiento de técnicas hidráulicas para el mejor aprovechamiento de este recurso, en un proceso que acumuló 3500 años de experiencia. Estudia además con minuciocidad, el complejo sistema de irrigación de Tipón, el conocimiento de los flujos y las pendientes y las enormes obras de infreaestructura que se hicieron para regar eficientemente este vasto conjunto.

Un ejemplo de ello es el grupo de fuentes que distribuye el agua de forma homogénea. Partiendo de una fuente ceremonial, el agua discurre a través de un canal para dividirse en dos y luego en cuatro vertientes


Otros canales se hallan insertos en las paredes de las terrazas.


Los ingenieros incas utilizaron diferentes pendientes, ancho y profundidad de los canales para controlar la velocidad del agua, distribuir su caída y utilizaron la inclinación de los muros para disminuir su erosión sobre la piedra.


Tal como nos mostraba un guía, por ejemplo, el agua discurre por los canales con lentitud, pero de desparrama por las cascadas con velocidad, gracias al control de las pendientes.

EL SIGNIFICADO DEL AGUA

El manejo del agua en Tipón no solamente fue eficiente y eficaz, sino tuvo un significado expresado en la belleza de sus fuentes, en la ubicación y número de sus vertientes e incluso por la acústica de las mismas.

La fuente principal presenta 4 vertientes. Hay muchas interpretaciones acerca de las mismas, podrían representar a los 4 suyos, o a los 4 hermanos Ayar fundadores del imperio. Es impresionante cómo las cuatro vertientes discurren a la misma velocidad, a casi 500 años de la conquista del imperio incaico.


En esta fuente pueden verse hornacinas laterales, que tal vez hayan tenido un rol dentro de un ritual litúrgico.


Una fuente litúrgica similar, aunque con dos vertientes, puede ser apreciada en Tambomachay, que hemos comentado anteriormente en este moleskine.

En el siguiente video cargado por Tino Alva pueden verse más detalles del complejo de Tipón.

CASA VELARDE-ÁLVAREZ- AYACUCHO


Ayacucho (o Huamanga), ubicada en los Andes Centrales del Perú, es una ciudad que palpita historia. En las sierras de Ayacucho nació el imperio Wari, en cuya organización y caminos se basaron los incas para forjar su propio imperio. Numerosas iglesias y soberbias casonas dan cuenta de su importancia como enclave colonial, y fue aquí donde se selló la independencia de América en 1824. Los impresionantes paisajes de sus frías cordilleras encierran tradiciones longevas que perduran entre sus amables gentes, quienes al conversarnos, dibujan por momentos una mirada triste que evoca los violentos sucesos de un pasado reciente (los vínculos corresponden a blogs del prof. Arturo Gómez A.).




PUESTA EN VALOR DE LA CASA VELARDE-ÁLVAREZ.

Referencia histórica:


La ciudad de Huamanga fue fundada por Francisco Pizarro el 29 de enero de 1539 en la zona de Quinua-Huamanguilla. La bautizó como "San Juan de la Frontera de Guamanga", por ser zona limítrofe de guerra contra la resistencia de Manco Inca.

Debido a las inclemencias del clima frío, además de lo agreste del terreno y el hecho de encontrarse la zona densamente poblada por indígenas, a la presión del Teniente Gobernador Vasco de Guevara la villa fue trasladada al asiento denominado Pucaray el 25 de abril del siguiente año, según el acta de reubicación del Libro de Cabildo.

Posteriormente, en 1542, volvió a cambiar de nombre por el de "San Juan de la Victoria de Huamanga", luego de la Batalla de Chupas, donde las fuerzas leales al rey de España, dirigidas por el Comisionado Vaca de Castro, triunfan sobre las de Diego de Almagro "El Mozo".

La ciudad se fundó y pobló por razones militares y defensivas: para contener a los incas rebeldes que se hallaban en la zona de Vilcabamba, al Nor-Este de la localidad, y para guarecer a los transeúntes de la ruta Lima – Jauja - Cusco. Posteriormente, con las tratativas de paz que la Corona española sostuvo con los sucesores de Manco Inca y a medida que se organizaba el territorio andino según los intereses del imperio español, la función de la ciudad varió, convirtiéndose en un centro residencial y administrativo de su territorio contiguo.

Como toda ciudad española fundada en los Andes, Huamanga fue organizada bajo las disposiciones urbanísticas del damero, las cuales ya habían sido utilizadas en Gales en el siglo X y tienen sus antecedentes en las bastidas, ciudades fortificadas que se construyeron en el siglo XIII a raíz de las guerras de los albigenses en Francia (que a su vez corresponde a la tradición de la ciudad-campamento romana.) Éstas fueron difundidas en el “nuevo mundo” por los españoles a partir del siglo XVI.


En la Plaza Mayor se aprecia en la esquina conformada entre el Portal Unión y el Jr Asamblea un inmueble de características muy particulares, denominado casona Velarde Álvarez, por ser esta la última familia que poseyó el predio, antes de que en 1978 pasara a propiedad de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. También es conocida por el nombre de Casa del General Domingo López del Pozo, Primer Marqués de Mozobamba, quien la adquiriera en 1725.


Las investigaciones han arrojado una serie de 15 propietarios entre el Marqués de Mozobamba y la Universidad de Huamanga, faltando todavía conseguir información de los propietarios precedentes que existieron entre la fundación de Huamanga, en 1539, y el Marqués de Mozobamba, en 1725.


Descripción de la Casona:

En algunos casos, como el de la Casa Velarde Álvarez, nos encontramos ante una casona con todas las connotaciones tipológicas propias de la vivienda virreinal en Huamanga, aunque también con elementos arquitectónicos muy especiales que la hacen particular dentro de su contexto, la preexistencia de una construcción prehispánica, el tamaño y suntuosidad con la que mandaron construir su morada los primeros españoles en esta región.

La edificación esta conformada por tres sectores claramente diferenciados entre sí. El primer sector y más antiguo, que le confiere al inmueble su condición de monumento conformado por las crujías que dan hacia la Plaza Mayor y el Jirón Asamblea. El segundo sector es una construcción de adobe de dos niveles emplazada hacia el lado oeste que es claramente un agregado reciente y sin mayor valor arquitectónico. El tercer sector, ubicado al lado norte del predio se encuentra un sector en ruinas, se pueden apreciar algunos cimientos y muros en mal estado de conservación.

La fachada principal hacia la Plaza Mayor presenta en el primer nivel una galería con arcos de piedra de tipo sillar propio de la localidad, y en el segundo nivel una galería con pies derechos de madera. El ingreso principal está flanqueado por muros de cantería al estilo inca, mostrando un elaborado trabajo de ensamble lítico realizado por mano indígena, pero claramente ejecutado en época virreinal; decimos esto por la forma del aparejo y la presencia de dos perforaciones posteriores en el muro pétreo, que permitían atravesar un madero y asegurar la puerta principal, sistema propio de la época hispana.

La puerta principal es de madera aliso, trabajada a mano y con azuela, adornada con clavos metálicos con cabezas de rosetones. A continuación, la puerta principal abre al gran zaguán con arco de piedra soportando rollizos de alisos y molles. El patio central que muestra un piso empedrado, por lo general en Ayacucho el patio es cuadrangular, abierto y a un nivel más bajo que las galerías o corredores que se construyen con columnas y arquerías de ladrillos o piedras.

Distribución del primer nivel


Columna con capitel de piedra en forma de puma


Como se indicó, hacia el lado oeste se encontró una edificación agregada de escaso valor arquitectónico, que una vez demolida mostró los restos de un muro de piedra de estilo inca que hoy se conserva y se puede apreciar completamente luego de los trabajos de restauración.

En el segundo nivel, también se presentan dos galerías interiores: la del sur con pies derechos de madera que descansan sobre bases de piedra muy típicas en Ayacucho y la del lado este, con pies derechos y zapatas muy decoradas con molduras y escamas pero sin bases de piedra, por lo que deducimos que ésta sea la más antigua. Hacia la Plaza Mayor también aparece una tercera galería exterior, con pies derechos pareados sobre bases de piedra, pero definitivamente de época más reciente como lo muestran las evidencias fotográficas.
En torno al primer patio se distribuye el conjunto de habitaciones. Con relación al eje del portón, hacia el fondo se encontraba el principal con cámaras y recámaras colindantes, estos salones eran los principales de la residencia y en ellos se desarrollaba la actividad social de los propietarios de la casa. En muchos casos, junto a estos salones principales se construía un ambiente dedicado al oratorio o capilla, con altar e imágenes de los principales santos; en nuestro caso este sector ya se encontró en ruinas por el colapso de la cubierta ocurrido el año 1996.

Es probable que del patio principal y a través de un pasadizo lateral, se ingresara a un segundo patio en el que se ubicaban los ambientes de servicio, como: cocina, despensa y caballerizas, así como los jardines, huertos y alojamiento para sirvientes.

Varias de las fuentes históricas y algunas evidencias físicas, refuerzan el planteamiento de que originalmente la casa Velarde Álvarez fue concebida sólo de un piso, añadiéndosele posteriormente la segunda planta. Esto explica el hecho de que en un inicio la propiedad debió haber sido más grande, comprendiendo incluso a la propiedad colindante de la familia Lahud, ya que durante el proceso de reparto de solares, se señala que se asignaron los predios por cuartos de manzana.

Esta hipótesis se refuerza por el hecho de haberse hallado vanos de puertas y ventanas que comunicaban ambas propiedades, y también por que se da el derecho de propiedad horizontal sobre dos ambientes del lado oeste. Adicionalmente, la escalera de piedra existente en la casa Velarde Álvarez debió ser añadida cuando se dividió el predio original.

Las casas que contaban con un segundo piso, como la de Velarde Álvarez, inicialmente comunicaban sus ambientes de manera interna, y luego pasaron a hacerlo mediante las galerías o espacios de comunicación externos, por lo que durante los trabajos de intervención se encontraron varios vanos tapiados entre los recintos, los mismos que en alguno que otro caso fueron reabiertos por requerimiento funcional de la adecuación al nuevo uso.


Estado previo a la restauración


Las Obras de Restauración:

El proyecto de restauración y adecuación a nuevo uso de la casona Velarde Álvarez se lleva a cabo mediante el acuerdo suscrito entre la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Constituye un proyecto piloto que forma parte de las intervenciones previstas en el marco de recuperación del Centro Histórico actualmente en proceso y que se lleva a cabo de manera conjunta con la Municipalidad Provincial de Huamanga, con el objetivo de contribuir al desarrollo local mediante la priorizacion de la inversión en cultura y patrimonio.


El trabajo de restauración es llevado adelante por el equipo profesional y técnico de Huamanga. Dentro de los criterios para la intervención se debe tener en cuenta que se trata tanto de rehabilitar la edificación y proporcionar las condiciones necesarias para que funcione como Centro Cultural de la Universidad. Por lo cual se plantea como integración a las galerías antiguas, la creación en los lados norte y oeste de nuevas galerías que dan hacia el patio utilizando pilares pareados metálicos recreados a parir de los existentes en la fachada de la casona. De esta manera se guarda la armonía del conjunto sin renunciar a la propuesta arquitectónica contemporánea respetuosa del la construcción que la antecede. Estas galerías implantadas permiten que entre ambas áreas (antigua y nueva) exista un transito fluido y una comunicación visual integradora.



En la parte antigua se ha propuesto principalmente el uso de salas de exposición temporal, así como el servicio de biblioteca y el administrativo. En los ambientes que comprenden la nueva construcción en el lado norte, se ubica en el primer nivel un amplio ambiente para Sala de Usos Múltiples dotado de servicios complementarios como vestidores y depósitos, mientras que el segundo se ha ubicado una cafetería con cocina, despensa y depósito.

Durante el proceso se ha tenido especial cuidado en restaurar la carpintería de madera así como los elementos líticos y la conservación de las pinturas murales existentes contando con profesionales y técnicos apropiados para cada especialidad.

La intención de mantener la integridad el monumento y su autenticidad es trascendente, porque, concluidos los trabajos, tenemos un testimonio de la producción arquitectónica de la ciudad de Ayacucho.

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