sábado, 12 de septiembre de 2009

ISLA AMANTANI

A 36 km al noreste del puerto de Puno (3 horas y 30 minutos en bote).
Ubicada a 3817 msnm, Amantaní tiene una extensión de unos 9 km2. La flora del lugar se caracteriza por la presencia de plantas arbustivas como la muña, kantuta, salvia, tola y patamuña. En la isla habitan ocho comunidades que se dedican especialmente al cultivo de papa, maíz, oca, quinua, habas y arvejas y su artesanía más representativa está constituida por la textilería y el tallado en piedra.
Cuenta la antigua leyenda Inca, que al principio de los tiempos, el Dios Wiracocha salió del lago Titicaca y creó al sol, a la tierra y al hombre.
A cualquier hora del día, el visitante se encuentra con Amantaneños que caminan por la isla hilando lana. Mujeres de todas las edades hacen chullos (gorros) y chalinas adornados con motivos delicados y tejen sus coloridas llicllas (mantas). Estos preciosos trabajos manuales se pueden comprar a buenos precios en la tienda artesanal del "Pueblo" (3 - 6 pm). Aquí los artesanos de la isla venden sus mercancías de forma comunitaria y rotativa.
Entre sus atractivos naturales destacan dos miradores en la parte más alta, desde donde se puede apreciar el lago en toda su extensión, así como algunos restos prehispánicos, centros ceremoniales y un cementerio de momias.


La mayoría del tiempo, la vida en la isla donde la Kantuta florece todo el año, transcurre tranquila. Todos los domingos, los gobernadores convocan la Asamblea Semanal en la Plaza de Armas. A la sombra de la estátua del Inca Capac Colla se reúnen los Amantaneños para discutir los asuntos de interés público. En frente de la iglesia con su bello campanario, las mujeres ofertan helados caseros y sus frescos jugos de alfalfa y papaya.




En Amantaní a cada paso se respira historia viva. Sus fiestas folklóricas y bailes autóctonos son famosos en todo el Altiplano. Los hombres acompañan a los danzarines con el sonido de sus quenas (flauta andina), zampoñas (flauta de tubos) o charangos (instrumento de cuerdas, hecho con el caparazón del quirquincho).



Todos los años en enero se sube hasta la cumbre del cerro Pachamama, a unos 320 m de altura sobre el nivel del Titicaca. Aquí se canta y baila hasta el anochecer. Es la ceremonia del "Pago a la Tierra", en honor a la Madre Tierra. A la Pachamama se le llevan ofrendas para una buena cosecha, el Paco (sabio indígena) lee las hojas de coca para pronosticar el futuro.

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