lunes, 14 de septiembre de 2009

JARDIN ETNOBOTANICO CHULLACHAQUI

A 9 km de Puerto Callao, distrito de Yarinacochas (30 minutos en auto aproximadamente)
Tel: (064) 59-6627. Desde Puerto Callao se arriba al caserio El Porvenir en 45 minutos en peque-peque; de ahí se prosigue a pie 15 minutos para llegar al Jardín Botánico Chullachaqui .

Centro de investigación de medicina natural ubicado en la margen derecha del Lago de Yarinacocha, fundado en 1988, tiene como objetivos la conservación, la reforestación de la flora amazónica y la producción y venta de plantas medicinales. En este se puede conocer una gran variedad de plantas medicinales propias de la región; en el Jardín se encuestra el doctor que se encarga de explicar el uso de cada uno de las plantas en la cura de diferentes enfermedades; igualmente plantas que son reconstituyentes, así como profilácticos. Se cuenta con información registrada de más de 2300 especies de plantas medicinales, de las cuales 600 tienen ya identificadas sus propiedades curativas, como la chancapiedra, la abuta, el jergonsacha, el chuchuhuasi, la uña de gato, el achiote y la sangre de grado. Incluso se ofrece el servicio de consultas médicas naturistas. En la cocha (laguna) Ishishimi, ubicada en el Jardín, se puede pescar y pasear en canoa.


EL CHULLACHAQUI (Falso pie) Una de las leyendas más populares de la Selva peruana, refiere a un personaje que adopta la forma o figura de una persona conocida del pueblo para engañar a sus víctimas y hacerlos perder en la espesura de su vegetación. Lo llaman Chullachaqui y es considerado el duende o guardián del bosque; infunde respeto y temor a propios y extraños. Generalmente se presenta a quienes caminan solitariamente por las trochas. Según la tradición popular, algunas veces se presenta de manera amistosa y otorgando regalos de la Selva, siempre y cuando éste no diga el origen de su buena suerte; otras veces se presenta agresivo. Algunos le atribuyen un espíritu infantil, porque secuestra niños para jugar con ellos, sin hacerles daño. Los que han tenido una experiencia personal con el Chullachaqui, dicen que se les presentó cuando realizaban alguna labor propia del lugar, en una figura familiar que les hace señas para seguirlo; después de un buen tiempo se dan con la sorpresa de que ha desaparecido y los ha llevado a un lugar enmarañado del bosque. Quienes dicen haberlo visto, sostienen que usa un gran sombrero de paja que oculta un rostro arrugado, en la que destaca una prominente nariz, orejas puntiagudas y ojos rojos. Apenas si traspasa el metro de estatura y viste harapos muy sucios. Pero quizá, su característica principal recaiga sobre sus pies: uno es de un humano y el otro de un animal (venado, sajino, tortuga, etc): tal como se dejan impresos en el barro por donde circula De allí su nombre Chullachaqui (chulla=falso; chaqui= pie), ampliamente conocido en Madre de Dios, la parte selvática de Cuzco, Tingo María, Loreto y Ucayali. Algunos dicen haber escuchado descargar su furia por las personas extrañas en su territorio, dando golpes a los árboles con objetos contundentes como un palo, machete o hacha. Otros aseguran escuchar sonidos como de niños llorando, música de flauta o animales caminando; todos atribuidos al chullachaqui, experto en tocar flauta e imitar el sonido de los animales. Algunos personas de edad avanzada, cuentan que antaño, el Chullachaqui ha conversado con ellos, y los ha exhortado a no depredar los recursos de la Selva, es decir, que no cacen a los animales, ni talen a los árboles. De allí su apelativo de “Guardián del bosque”.

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