lunes, 21 de septiembre de 2009

SELVA DE LOS ESPEJOS

Se encuentra en la RESERVA NACIONAL SAMAYA PAQUIRA.
Lo primero que llama la atención del visitante es el extraño color del agua de los ríos y cochas de esta reserva, oscura y casi inmovil por el escaso desnivel del terreno, el agua refleja con la misma fidelidad de un espejo el cielo y las nubes, la vegetación de las orillas y los grandes árboles, haciendo sentir al viajero que va navegando entre espejos interminables.

Este curioso color es el estado en descomposición de los millones de hojas y ramas que caen diariamente de los árboles, al desintegrarse en el agua la materia vegetal desprende una sustancia llamada Tanino, que oscurece el liquido dandole la virtud de reflejar imágenes , de ahi que esta reserva sea llamada la Selva de los Espejos.

Los nativos de esta zona le llaman TAWAMPA a las regiones pantanosasinhundadas or los ríos. Toda la Selva es una tawampa gigantesca con escasas porciones de tierra firme.



El Amazonas es el río más largo, caudaloso, ancho y profundo que existe. La cuenca del Amazonas, conocida como la Amazonía, tiene un área de 7’165,281 kilómetros cuadrados, correspondiéndole un 13.37% al Perú. La Amazonía cuenta con la mayor extensión de bosque tropical húmedo del mundo y es considerada patrimonio de la humanidad por la diversidad biológica que alberga. La belleza de estas áreas, así como su riqueza biológica, han hecho del Perú, un destino para eco turistas e investigadores de la naturaleza.

En el año de 1982, el Estado Peruano estableció la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, ubicada en el noroeste del Perú, en la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali, Departamento de Loreto, con el objetivo de conservar los recursos de flora y fauna, así como la belleza paisajística existente en dicha zona. La Reserva tiene un área de 2´080,000 hectáreas que representa el 1.5% de la superficie total del país, y es la segunda área natural protegida más grande del Perú. Asimismo, es el bosque inundable de mayor extensión en la Amazonía, sujeto a protección estatal.

El nombre de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria proviene del nombre de los dos ríos que la recorren: el río Pacaya y el río Samiria. La Reserva posee una belleza singular, siendo llamada también la “Selva de los Espejos” debido a que la selva y el cielo se reflejan con tal nitidez en las aguas oscuras de sus ríos, que el visitante tiene la sensación de encontrarse navegando por espejos sin fin.


La Reserva alberga una gran diversidad de flora y fauna silvestre, así como de vida acuática: 449 especies de aves, 102 de mamíferos, 69 de reptiles, 58 de anfibios, 256 de peces y 1204 especies vegetales. Entre las especies amenazadas o en peligro de extinción que habitan en ella, tenemos al jaguar (Felix oca), el lagarto negro (Melanosuchus niger), el manatí (Trichechus inunquis), diversas tortugas de río, la nutria de río (Pteronura brasiliensis), el guacamayo rojo, el delfín rosado y el paiche (Arapaima gigas).

Un elemento esencial que caracteriza esta área protegida es el ciclo de creciente y vaciante. Los meses de octubre y abril corresponden a la temporada de lluvia y el agua de los ríos y quebradas crece inundando gran parte del bosque, por lo que a esta época del año se le denomina la época de creciente. Entre mayo y septiembre tiene lugar la vaciante, cuando las lluvias disminuyen notablemente y el nivel el agua va bajando progresivamente alcanzando su mínimo en agosto. Este cambio estacional y el relieve plano del terreno configuran un paisaje con abundante cochas, pequeños ríos, quebradas y caños.

La fauna se adapta a este ciclo de creciente y vaciante y así, cuando la mayor parte del bosque permanece inundado se refugia en las zonas altas, restingas, donde el agua nunca alcanza.



Durante la vaciante, cuando el agua queda retenida en pequeñas lagunas y quebradas, se puede observar gran acuática pescando los abundante peces que allí se concentran. Durante esta época también se forman grandes playas que son utilizadas por los pobladores de la reserva para cultivar arroz, frijoles, maní y otros cultivos, y también por dos especies muy características de la Reserva, las tortugas acuáticas “charapa” (Podocnemis expansa) y “taricaya” (Podocnemis unifilis), que las utilizan para poner sus huevos.


En Pacaya-Samiria, una gran extensión de bosque permanece inundado gran parte del año, con especies características como el aguaje, una palma cuyos frutos son consumidos por numerosos animales e incluso por los pobladores de las comunidades locales. Pungales, ceticales, renacales son otras formaciones vegetales que hacen que el paisaje de la reserva sea único en esta parte de la Amazonía. También podemos encontrar gran diversidad de plantas medicinales y árboles que llegan a alcanzar los 50 metros, como la lupuna. En algunas zonas todavía se pueden encontrar árboles de caucho que conservan las marcas de la explotación cauchera de hace unos 80 años.

Cabe mencionar a las tortugas “charapa” y “taricaya”, dos especies de tortugas anfibias que se encuentran en peligro de extinción. Entre los meses de julio y diciembre, las autoridades de la Reserva llevan a cabo la recolección de los huevos que depositan las tortugas en las playas de los ríos, a fin de evitar su recolección ilegal y permitir su incubación. Igualmente, al paiche, uno de los peces de agua dulce más grandes del mundo, que puede alcanzar hasta dos metros y medio de largo. La gran demanda de su exquisita carne, ha producido una sobre extracción de esta especie, poniéndola en peligro de extinción.

En el aspecto socioeconómico, existen en la Reserva 94 centros poblados, siendo 21 de ellos, comunidades nativas pertenecientes a la etnia Cocama-Cocamilla. La población es de 42,000 personas y su actividad económica se centra en la pesca, la agricultura, la recolección y la caza, siendo la primera, la actividad económica más importante y principal fuente de alimentos. Las ciudades más cercanas a la Reserva son Nauta y Requena.

La Reserva Nacional Pacaya-Samiria es parte del Sistema Nacional de las Áreas Naturales Protegidas por el Estado Peruano (SINAMPE) y su administración está a cargo del Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), que cuenta con oficinas en Lima e Iquitos. De acuerdo con el Plan Maestro para la Conservación de la Diversidad Biológica y el Desarrollo Sostenible de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, los turistas sólo pueden tener acceso a determinadas zonas, previo pago de un derecho de ingreso.


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